No puedo estar más de acuerdo con casi todo lo que dice el Papa aquí, pero me ha dejado cierta sensación de amalgama, de decir demasiadas cosas y apenas arañar la mayoría de ellas. Ya sé que en este tipo de textos las citas de otros textos eclesiásticos son obligadas, pero creo que aquí hay demasiadas. Quizá es que no se trataba de decir nada nuevo, sino de hacer una especie de compendio y, en cierto modo, está bien pero es una pena que pase tan deprisa por tantas cosas. La idea básica es sencilla, en definitiva: lo que necesitamos es amor. Llamémosle amistad, cariño, cuidado, atención... Y no hay que esperar que se tomen grandes decisiones, ni siquiera "que alguien haga algo", sino sencillamente preocuparnos más por quienes tenemos a nuestro alrededor. A partir de la parábola del buen samaritano, Francisco va repasando las distintas consecuencias que puede tener esta decisión. ¡Y parece tan sencillo, que uno se sorprende de por qué no lo hacemos! ( )