Segundo libro de Dilbert que leo, y último, presiento, por una temporada. La necesidad de hacer el chiste en tres viñetas hace que muchas veces esté todo traído por los pelos, cosa que nunca noté con Garfield o Calvin&Hobbes, por poner dos de mis favoritos.

Los temas son los de siempre: RRHH inhumanos, consultores con mucho morro, jefes incompetentes, y la insoportable levedad del ser de los que realmente hacen el trabajo. Eso y mucha mala leche por parte del autor.

No me convence Dilbert, a pesar de que unas pocas tiras sí me arrancaran una sonrisa. ( )

2016 Reading Challenge #24: A book with a protagonist who has your occupation.

Dilbert es un ingeniero que trabaja en un complejo de oficinas. Me too.

Dilbert cree que el internet es más interesante que las personas de la vida real. Me too.

Dilbert tiene algunas tiras buenas y muy acertadas.



(No lo nieguen, Recursos Humanos, todos sabemos cuanto aman hacer esos anuncios de trabajo tipo: Se busca profesional, no mayor de 25 años, con 15 años de experiencia como mínimo.)

Y, a pesar de todo eso, no me sentí identificada, no me hizo sonreír y no me gustó. Tarde dos meses leyendo este libro de apenas 120 páginas de tiras cómicas. DOS MESES. Y tuve que forzarme a terminarlo.

¡Dilbert puede ser tan pesado y aburrido!

...me too. ( )

"Dilbert" consistently delivers sharp, funny, sad-because-it's-true comic comments about the business world and the plantation-owner/slave relationship between executive and employees. It's pretty hard not to take the strip for granted, actually. I have a particularly warm feeling for the strip at the bottom of pg. 21; it appeared in the newspaper when it very much applied to a situation at work, and I put it on our bulletin board, where it's remained for two years. The nice thing about "Dilbert" is that when you put it up at work, the bosses risk revealing themselves as pointy-haired bosses if they take it down, so they usually don't. ( )