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A carregar... Iconostasispor Pavel Florensky
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Pertence à Série da EditoraEl peso de los días (95)
Translated into English, this is Pavel Florensky's final theological work. Composed in 1922, it explores the significance of the icon: its philosophic depth, its spiritual history, and its empirical technique. The volume also sketches an alternative history of both Western religious art and the Orthodox icon - a history under the direct operation of the Holy Spirit. An introductory essay included in the book covers Florensky's life and work in a historical and religious context. Não foram encontradas descrições de bibliotecas. |
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Google Books — A carregar... GénerosSistema Decimal de Melvil (DDC)246.53Religions Christian Devotional Literature and Practical Theology Christian Art and Symbolism; Use of art Emblematic and cryptographic art: catacomb symbolsClassificação da Biblioteca do Congresso dos EUA (LCC)AvaliaçãoMédia:
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El principio es realmente alentador, porque Florenski empieza con una divagación sobre los sueños, con elementos claramente freudianos, destinada a ponernos en la idea de los límites entre lo real-práctico y lo real-no-práctico. Como buen neoplatónico, para él lo real invisible es lo auténticamente real; lo que vemos y tocamos no es más que apariencia, como mucho reflejo de aquella realidad superior. Inmediatamente, nos cuenta cómo la arquitectura de los templos ortodoxos expresa el viaje desde el mundo sensible (el atrio) hasta lo más inefable, Dios, que está en lo más profundo del altar. El iconostasio es el límite entre lo material y lo espiritual, aunque dentro de cada categoría también hay gradaciones. Los iconos son como "ventanas" (así lo expresa) a través de las cuales el fiel, que se mueve en lo sensible, puede asomarse a lo espiritual. Pero, puesto que el mundo espiritual, que es el verdaderamente real, no es accesible a los sentidos, solo podemos conocerlo a través de la Revelación, guardada celosamente por la Iglesia. Por eso, los temas y las formas (el canon) están fijados hace siglos y así debe ser. El artista de iconos no debe nunca innovar, sino repetir, porque lo importante no es su creación (¿quién es él para crear nada?: solo Dios es creador) sino reflejar la verdad espiritual. Por eso también los iconos no pretenden reflejar lo sensible y desprecian la perspectiva o eso que los occidentales llamamos "realismo". Las verdades solo pueden pintarse siguiendo escrupulosamente la Tradición que nos transmite la Revelación. Todo lo demás es bien exceso de sensualidad, como en las artes católicas, o exceso de racionalismo, como en las artes protestantes. No sabe uno si nuestro autor desprecia más a unas que a otras. Del resto de religiones, por cierto, no se molesta ni en mencionarlas.
Es un buen libro. Se lee bastante bien. Tras unos capítulos iniciales relativamente breves, Florenski dedica casi la mitad del texto a un diálogo, también homenaje a Platón. Aunque muchas veces me resultó excesivamente rancio y de ideas demasiado encorsetadas (ya digo que no sé en qué medida reflejan la teología predominante en la ortodoxia actual), también me interesó para comprender el orgullo y el conservadurismo que está detrás de muchas actitudes de los europeos del este, tan lejanos para mí y seguramente tan incomprendidos por los occidentales en general. También es verdad que Florenski no se muestra demasiado comprensivo con los occidentales. Se necesita mucho diálogo y muchos cafés compartidos. ( )